Un año más, nos unimos a la convocatoria de Tania Bruguera y "celebramos" el Día Internacional del Migrante con una performance. Durante semanas, hemos intercambiado correspondencia con multitud de instituciones y organizaciones no gubernamentales tratando de recabar cifras que nos puedan dar una idea de las dimensiones de la tragedia. Cada año, miles y miles de hombres, mujeres y niños atraviesan a pie vastas regiones del África subsahariana intentado alcanzar algún país de la costa mediterránea. Desde que se construyeron los muros de Ceuta y Melilla, el flujo de migrantes se ha desviado a Libia, a tal punto que este mismo lunes, 17 de diciembre de 2012, nos despertábamos con la noticia del cierre de sus fronteras al paso de personas procedentes de Argelia, Tchad, Sudán y Níger. Otra tapia contra el corazón del "inframundo". La razón arguída, cínicamente repetida por Argelia o Marruecos (de quienes es fácil sospechar las contrapartidas europeas por ejercer de países tapón), es la “seguridad”, como si las bandadas de personas que huyen, desesperadas, hacia el Norte, después de haber reunido una cantidad desorbitada de dinero para pagar a las mafias, pudieran poner en jaque la seguridad de un país.

Lo cierto es que África se está convirtiendo, cada vez más, en un suculento negocio para las compañías transnacionales, que expolian sus inmensos recursos enriqueciendo a las empresas inversoras y a las élites locales mientras la gran mayoría de la población subsiste en la miseria y está dispuesta a arriesgar la vida atravesando el desierto y el mar a bordo de una patera e, incluso, de un flotador de plástico. Iluminando las paradojas de una globalización mutilada, la Unión Europea blinda sus fronteras mientras, intramuros, aquellos que disponemos del derecho de ciudadanía por el mero hecho de nacer aquí, asistimos al libre tráfico de personas, mercancías y capitales.

Según el Informe de Derechos Humanos en la Frontera Sur 2012, elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), "llegará un día en que la Unión Europea habrá de reconocer el carácter criminal de la política de cierre de fronteras practicada, en particular, para la totalidad de los países africanos, que ha convertido el Mediterráneo y la costa africana en una gigantesca fosa común".

Este año la convocatoria de Tania Bruguera ha vuelto a reunir a artistas de todo el mundo en torno al Movimiento Inmigrante Internacional, una iniciativa de arte útil centrada en “la creación de vínculos entre comunidades locales e internacionales” con el fin de poner de relieve el genocidio silencioso que comportan las políticas migratorias y el trato que reciben los inmigrantes en el seno de sociedades cuyas constituciones protegen el derecho a una existencia digna. Existencia digna, eso sí, para quienes dispongan de una documentación en regla o, tal como el gobierno de Rajoy proponía hace pocas semanas, de 160.000 para adquirir una vivienda en España lo que incluía el derecho a residir.

A lo largo del proceso que nos ha llevado hasta aquí, hasta este DISPOSITIVO DE RESISTENCIA LÍRICA que hemos titulado DE PROFUNDIS, hemos tenido conversaciones con multitud de representantes de instituciones y organizaciones, públicas y civiles, que han hecho de nuestro camino un revulsivo ético y político. Nos preocupaba, en particular, la práctica imposibilidad de acceder a una estimación del número de muertos que se producen cada año en torno al trágico sueño de la inmigración. Nos preocupaban, también, las diferencias de bulto entre las fuentes oficiales, expertas en el manejo de la estadística y la obscena gestión de un zafio triunfalismo, y las procedentes de las organizaciones parasistema. Finalmente, tuvimos desde el principio la romántica idea de recuperar los nombres de los ahogados, a sabiendas de que su identidad permanecería para siempre hundida en el limbo de nuestra indiferencia. Los muertos en el mar no tienen nombre. Más allá: en el mejor de los casos, los que “tienen la suerte” de morir en tierra firme dispondrán, como mucho, de un sumario análisis genético, una ficha dental y otra necrodactilar antes de ser encerrados en un ataúd barato (así se dice en las reiteradas noticias de prensa) y enterrados en nichos numerados. En Estados Unidos, donde prosigue la construcción del muro fronterizo que impide el paso de los inmigrantes desde la vecina México, los muertos son enterrados con el nombre genérico de John Doe y Jane Doe. Los activistas pro derechos humanos rastrillan las grandes extensiones de tumbas anónimas y pintan sobre una sencilla cruz de palo la leyenda “no olvidados”.

Después de innumerables gestiones y un par de meses evacuando consultas, tuvimos acceso a una lista elaborada por United for Intercultural Action, la red europea contra el nacionalismo, el racismo y el fascismo y en apoyo de los inmigrantes y refugiados. La lista (http://www.unitedagainstracism.org/pdfs/listofdeaths.pdf), elaborada a partir de fuentes de información muy diversas, detalla la muerte de 17306 inmigrantes y refugiados en su intento de conquistar el sueño europeo desde el año 1993. La gran mayoría son desconocidos: NN. No name. No obstante, algunos de ellos tienen nombre. Sabemos que no son más que la punta de un sangriento iceberg. Lo que se siente al leer la lista es, sencillamente, indescriptible. Extraemos algunos casos de los últimos años:

30/05/2010 Mohamed Abagui, hombre, Marruecos, se suicidó con una sábana en un centro penitenciario de Barcelona donde se encontraba a la espera de ser deportado.

04//08/2011 Sin nombre, 100 personas, África, ahogadas, arrojadas por la borda de un bote libio posteriormente rescatado a 104 millas de Lampedusa.

28/11/2011 Sin nombre, hombre, en torno a 25 años, África Subsahariana, presuntamente ahogado, encontrado en las inmediaciones del Puerto de Ceuta en avanzado estado de descomposición.

09/07/2012 Bernard Hukwa, hombre, Zimbabwe, ahogado, se arrojó al Támesis mientras esperaba respuesta a su petición de asilo político.

07/09/2012 Sin nombre, 79 personas, Túnez, ahogadas en el mar intentando alcanzar la costa de Sicilia.

25/10/2012 Sin nombre, 54 personas, origen desconocido, 14 encontradas ahogadas, 40 perdidas, viajaban en un bote procedente de Marruecos rumbo a Europa. 

DE PROFUNDIS es un DISPOSITIVO DE RESISTENCIA LÍRICA. Tal como los hemos descrito en otras ocasiones, nuestros dispositivos son acciones de carácter procesual que culminan en un objeto mínimo. Aspiramos a hacer pensar. A hacer sentir. Las reacciones personales que de ello se deriven pertenecen al usuario del dispositivo que se propone como un objeto de conciencia destinado a ser usado por un sujeto de conciencia. Cada uno de nosotros. Cada una de nosotras.

A las 14.00 h. del 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, situamos nuestro llaüt a un kilómetro y medio mar adentro desde el puerto de Can Picafort, en Mallorca. Arrojamos por la borda 17 banderas españolas y las dejamos zarandearse a merced de la corriente. Las banderas se mantienen a flote durante algunos minutos, debatiéndose entre las olas. Poco a poco, se alejan de nosotras y se sumergen en el mar. Sometemos, así, al símbolo de la nación española al mismo destino que corren los miles de inmigrantes que cada año se ahogan intentando llegar a nuestras costas.

En un gesto de desobediencia civil ante nuestras políticas migratorias, ponemos a España en el lugar de los muertos. Nos ponemos en su lugar.